jueves, 24 de julio de 2008

La religión frente a la ciencia


El antiguo debate de las relaciones entre ciencia y religión, va quedando paulatinamente en el pasado, porque la religión no es enemiga de la ciencia, por el contrario son complementarias, ya que hay una creciente iniciativa de diálogo entre ambas vías de conocimiento.

Es importante lograr una mutua armonía, ya que sus estilos y estudios se pueden sobrellevar en la vida del hombre de forma paralela, logrando un mejor desarrollo humano en ámbitos sociales, políticos y relaciones interpersonales.

Al gestionar ambos caminos de conocimiento para el hombre, se pueden establecer principios que cada uno desarrolle, ya sea esto en el sentido en que la ciencia se preocupe del mundo empírico, hechos del universo y sus respectivos razonamientos, en tanto que la religión de valores morales, fines de la vida y sentido espiritual. Lo que significa que no hay un conflicto en que los científicos sean creyentes y en que los religiosos miren con buenos ojos el desarrollo de éste.

Por lo tanto no hay rivalidad posible entre estos dos exponentes, ya que uno satisface las búsquedas intelectuales y el otro las espirituales, sin entrar en problemas.

"La ciencia sin religión esta coja y la religión sin ciencia está ciega". (Albert Einstein).

Creo que las exposiciones científicas requieren la misma dosis de fe que una religión o creencia de carácter espiritual, aunque es mucho mas fácil creer en lo que se ve, que en lo que no puede verse.

Es importante darse cuenta de que una cosa no es mejor o peor que la otra, sino simplemente que hablamos de cosas y caminos distintos.

Por ende, la disposición a cerca del tema es un concepto erróneo (generalmente) que figura según las persepciones o inclinaciones de cada persona.

Creo que la religión no cumple al igual que la ciencia un papel en la vida humana en que se tiene que creer porque sí o porque se impuso desde pequeño, sino que hay que ampliar el punto de mira en cuanto a que son caminos como horizontes en que el hombre libremente se hace cargo de lo que cree, posando su vida futura en créditos que la sostengan. Esto bajo el sentido de no verse como una persona sin actitud frente al tema, sino todo lo contrario; haciéndose cargo de lo que piensa y conceptúa, porque le convence en el sentido de tener tales o cuales preceptos, es decir, que cada uno se hace cargo de lo que profesa en la vida, tomando un papel protagónico socialmente, siendo sujeto y no objeto en base a los principios de la ciencia o la religión.

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